Beethovenianos

PROSA DESCOMPUESTA

Salgo de mí,
doy la vuelta en la banqueta de los sueños,
me siento a verme, silueta irregular
que huye de realidades,
escondido mal poema
que escribo para sacar tu veneno
y alejarme de tu acandilado,
incosteable reflejo de angustias
presenten su destino abismo.

Prosa descompuesta,
gastada de pensarte,
vencida por el verso impulsivo
que contiene el rasgo
de tu rostro polvoriento en agonía.

Tres meses sola con el silencio
que, extraviado,
empieza a ceder el olvido.


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ALAS DE SAL

La luna cerró los ojos
su sombra de volvió llaga.
Instalada en la orilla de tu ausencia
remojo mis labios resecos
por el lenguaje de tu silencio,
ventisca áspera
de tu ebriedad amarga
me consume con sus palabras.

Un vacío polvoso diluye mis alas de sal
y mis frases caen erosionadas,
ciegas por el aire,
sin tu luz de astro.

te distingo en el fondo lánguido
que hoy renuncia a tu encantamiento;
radiaciones que aniquilan mi confianza,
congoja que desbarata larva de tu recuerdo
cuando ya no hay más...

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EL ROSTRO

I

Él, exiliado en su propio cuerpo,
saca filo a las navajas que se quita de la piel
y siembra orquídeas con ellas,
entume sus labios para no gritar
que le duele la noche
tanto como el puñal que atraviesa
su adiós de sexo.

El poeta no tiene uñas,
las arranca una a una
y se las guarda como amuleto
para los vampiros malos.
Calladito, en la azotea de alguna casa,
esconde una cruz de albahaca
para que su olor impregne a las ánimas
que huyen trastornadas,
cielo nublado de amores.


Él, tiene amigos sordos
tampoco hablan,
y, sin embargo,
le susurran canciones de amor
que lo aterran,
porque con ese miedo
multiplica los fantasmas
que dibuja con su pluma.

Él poeta se arranca la lengua
y besa con ella mendigos
tirados en las banquetas,
pinta prostitutas que tienen hambre
y se persigna cuando el avaro sale de la iglesia.


II

El poeta nació muerto
y nunca se dio cuenta;
duerme a ratos para que no se le salgan los ojos;
lo altera la mentira,
y cuando toma agua
los peces tristes atoran sus garganta.
Miserable poeta,
no vive sin dolor,
ama sin cordura,
desespera.


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ALMA GASTADA

I

Lo que te dejó
no cabe en tu cuerpo.
Seré, alguna vez,
ruido lento en tus sueños
que recuerde quién fuiste,
reclame, qué fui,
Luto, alma gastada
espíritu derretido de pecados,
extraviado en tu limbo de dudas;
palpitar lento que merece ser desvelado;
Ser perdido que te abonará besos sucios,
destellos de mi eternidad,
raro lapso de alegría
que carcome tus notas
y te deja sin su gloria.


Seré dolor,
retumbo quebrado,
carcajada hueca
que sacuda tu desordenado espíritu;
mariposa negra anticipando la visita
de los rostros voraces
donde nunca posa la luz;
criaturas de personalidad enérgica
que poseen mi cuerpo
y lloran sangre blanca,
inertes gotas de cera.

Lo que te dejo
son mis raíces de odio
que han madurado con tu piel,
pesada carga incertidumbre
de cuando yo anduve por la vida.


II

Te heredo mi corta estancia en ti,
huyendo de los otros,
los que me persiguieron siempre
y llevaron a su territorio de niebla
donde habitan y escriben
mis escenas de locura.
Ésos, los que ahora te dedican mi sentencia.